La Inteligencia Artificial (IA) tiene aplicaciones en defensa, inteligencia, seguridad nacional, diplomacia, vigilancia, ciberseguridad, información y política económica. La diplomacia, considerada durante mucho tiempo como la principal herramienta de las relaciones internacionales, se ve afectada por la IA en tres niveles: se ha convertido en un sujeto de acción; condiciona la diplomacia misma y prepara el ambiente en el que se ejerce.
Evolución
La Inteligencia Artificial ha recibido mucha atención en los últimos años. A pesar de lo exagerado que puede ser el bombo público, hay un progreso tecnológico genuino detrás de él: el rendimiento del procesador de la computadora aumenta año tras año, al igual que la tecnología avanzada en memoria y la investigación de algoritmos de IA. En resumen, ahora es posible procesar más datos más rápido que nunca, con consecuencias que ya se pueden ver en la vida cotidiana, como el reconocimiento facial y de voz.
La diplomacia ha sido durante mucho tiempo parte de la revolución digital. Para enfrentar los desafíos y oportunidades que la acompañan, está adaptando sus referencias culturales, métodos operativos, prácticas, estructuras e iniciativas. Con la integración de la AI en todos los aspectos de la sociedad, inevitablemente tendrá un impacto en la diplomacia. Cuanto más profundamente se integre en la sociedad, mayor será el impacto en el contexto en el que operan los diplomáticos.
Implicaciones de la IA en la práctica diplomática
Se ha convertido en una herramienta de la política de poder y un componente de la diplomacia estatal.
- La AI como herramienta para la práctica diplomática: Examina cómo puede apoyar las funciones diplomáticas y las tareas cotidianas de los diplomáticos. En tiempos de crisis, los sistemas de inteligencia artificial podrían ser de gran ayuda para los diplomáticos, ayudándolos a dar sentido a lo que está sucediendo (análisis descriptivo) e identificar tendencias potenciales (análisis predictivo).
- La IA como tema de negociaciones diplomáticas: hoy en día, la IA todavía es propensa al error y no podrá reemplazar el juicio de diplomáticos experimentados en el futuro previsible. Sin embargo, como herramienta complementaria, tiene el potencial de hacer una contribución invaluable a la preparación y conducción de negociaciones diplomáticas.
- La IA como factor que influye en el entorno en el que se practica la diplomacia: como factor que influye en el entorno en el que se practica la diplomacia, tiene el potencial de ser la tecnología que define nuestro tiempo, con el potencial de remodelar los cimientos del orden internacional.
- Como tema diplomático: es relevante para un plan político más amplio que incluye todo, desde la economía, los negocios y la seguridad hasta la democracia, los derechos humanos y la ética. Para ayudar a los diplomáticos y otros profesionales de la política exterior con el análisis de documentos de texto internos y externos, el análisis del discurso, el contenido y la entrada de marcos, la detección de spam y mensajes no deseados, la identificación del discurso de odio y la lucha contra la propagación de contenido terrorista en las plataformas de redes sociales.
Amenazas de la IA como herramienta diplomática.
Esta inteligencia amenaza la seguridad internacional y las actividades sociales, económicas y militares. Esto significa que los gobiernos, como actores principales en una sociedad global, deben reconsiderar sus políticas exteriores, diplomacia y cooperación internacional a la luz de los nuevos desafíos que plantea el uso malicioso de la IA en varios dominios, particularmente en la seguridad psicológica global. Esta amenaza es una característica clave de la nueva guerra fría, definida por la carrera hacia la IA. Dado el surgimiento de nuevas fuerzas tecnológicas y económicas, lo que significa el surgimiento de nuevos actores y nuevas reglas de relaciones internacionales, se está configurando un nuevo orden internacional.
Sin embargo, su uso malicioso plantea nuevos desafíos para los estados como actores principales en las relaciones internacionales, dada la aparición de nuevos conceptos como la diplomacia artificial, la soberanía de los datos, la ciberseguridad y la ciberguerra. Por ejemplo, la IA puede ayudar a los diplomáticos en el procesamiento de datos, pero no puede reemplazar por completo el factor humano. Asimismo, es incapaz de llegar a un compromiso y es sorda a la percepción, la intuición y la asunción de riesgos. Los diplomáticos humanos pueden detectar lo indetectable, ver lo invisible y notar lo imperceptible, lo que los sistemas de IA no pueden, al menos no en breve.
Revolucionando los diálogos diplomáticos a través de la IA
Hay que añadir y organizar un diálogo a partir de los elementos cognitivos y analíticos que la revolución digital pone a disposición de los operadores, desde el Big Data hasta los algoritmos utilizados en la Inteligencia Artificial. Un diálogo de este tipo permite a un diplomático comprender mejor la historia, las culturas, las actitudes, la mentalidad, las aspiraciones y los intereses de sus interlocutores, es decir, los ciudadanos del área en la que desarrolla su actividad a favor de su Estado. En este sentido, no debe olvidarse que, según las estadísticas más recientes, más de tres mil millones de personas en todo el mundo utilizan diariamente Facebook, Twitter, Qzone, Snapchat y otras plataformas de redes sociales.
Es la evolución de un sistema diplomático con visión de futuro. Muchos gobiernos han abogado por establecer estructuras adecuadas a estas nuevas responsabilidades dentro de los ministerios de relaciones exteriores y las embajadas de todo el mundo. Por ejemplo, el Departamento de Estado de EE. UU. estableció un grupo de trabajo sobre diplomacia electrónica en 2002, que más tarde se convirtió en la Oficina de Diplomacia Electrónica. Una visita al sitio web oficial del Departamento de Estado demuestra cuán importante y complejo se ha vuelto el mecanismo de la diplomacia digital estadounidense. La Oficina de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth (FCO) en el Reino Unido también tiene una Oficina de Diplomacia Digital separada.
El papel de la inteligencia artificial en la mejora de las relaciones consulares y diplomáticas.
Desde el punto de vista de la IA los servicios consulares podrían ser una fruta madura para la integración de la IA en la diplomacia. Las decisiones se pueden digitalizar, la contribución analítica es razonablemente relevante y la tecnología fomenta la colaboración usuario-máquina. Estos servicios se basan en decisiones altamente estructuradas. Se trata principalmente de operaciones recurrentes y rutinarias basadas en procedimientos claros y estables que no necesitan ser tratados como nuevos cada vez que se requiere una decisión.
Al reducir las barreras lingüísticas entre los países, la IA puede ayudar a mejorar la comunicación entre los gobiernos y el público extranjero, aumentar la seguridad de las misiones diplomáticas mediante el reconocimiento de imágenes y las tecnologías de clasificación de la información, y respaldar las operaciones humanitarias internacionales mediante el seguimiento de las elecciones, la asistencia en las operaciones de mantenimiento de la paz y la garantía de que los recursos financieros los desembolsos de ayuda no se desperdician a través de la detección de anomalías.
Los servicios consulares asistidos por IA pueden incorporar conocimiento declarativo (saber qué) y procedimental (saber cómo) para automatizar operaciones rutinarias y reforzar la cognición humana al reducir el esfuerzo cognitivo. Esto se puede lograr mediante el uso de técnicas de extracción y descubrimiento de datos para organizar los datos y permitir la identificación de patrones y relaciones que de otro modo serían difíciles de detectar.
¿Puede la Inteligencia Artificial (IA) abrir nuevas puertas para la práctica de la diplomacia? A lo largo de la historia, la “diplomacia” ha significado los esfuerzos de las comunidades humanas por reconciliar pacíficamente sus intereses antes o después de intentar hacerlos cumplir por la fuerza.
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